Gas de esquisto argentino apuesta a impulsar inversión de US$250mn en red hídrica

Las autoridades de la sureña provincia argentina de Neuquén prepararon un proyecto de una red hídrica de US$250mn -denominada Red Azul- para atender las necesidades de la industria local de gas de esquisto, que ha ido experimentando un rápido desarrollo.
 
“La idea es convertir el gasto en una inversión: los costos de transporte en camión se transforman en inversión en acueductos que van a mantener el desarrollo petrogasífero y agrícola durante los próximos 50 años”, dijo a BNamericas el extitular de la firma provincial Gas y Petróleo (GyP) y promotor de la iniciativa, Rubén Etcheverry.
 
El proyecto consiste en la construcción de una red de tuberías que lleven agua a la zona centro-norte de la provincia con el objeto de satisfacer las futuras necesidades hídricas de empresas petrogasíferas como Chevron, YPF y Total que rápidamente han llegado a Neuquén, atraídas por prospectos de esquisto de primer nivel, como Vaca Muerta.
 
La inversión total podría llegar a US$250mn, agregó Etcheverry.
 
EL ATRACTIVO DEL AGUA
 
Neuquén cuenta con más del 60% de los recursos de esquisto técnicamente recuperables que existen en Argentina -802 billones de pies cúbicos (22,7 billones de metros cúbicos)-, y cada año se espera fracturar cerca de 1.000 pozos a medida que la cuenca alcance su plena capacidad. En la actualidad, solo se han fracturado 50 pozos en las formaciones Vaca Muerta y Los Molles.
 
Sin embargo, el atractivo general de la provincia trasciende lo que existe bajo la superficie.
 
“En esta región el agua está disponible; ese es uno de los aspectos que hace atractiva a Argentina”, señaló a BNamericas el director de desarrollo de la firma de servicios ambientales EkoTech Energy, Martin Panelo.
 
Dos importantes ríos recorren la provincia: el Colorado y el Neuquén. “Con toda esa cantidad de agua más la reutilización va a haber bastante volumen”, agregó Panelo.
 
LOGÍSTICA: DOLOR DE CABEZA
 
Puesto que no se vislumbra una escasez importante del vital líquido, las autoridades y los operadores aún deben dilucidar cuál es la mejor manera de llevar el agua a los pozos.
 
Cada pozo de la cuenca de Neuquén necesita alrededor de 10.000m3 de agua, según las estimaciones del proyecto Red Azul. Esto considera cerca de 294 camiones cisterna con una capacidad promedio de 34m3 cada uno para cada zona de perforación, con una ruta que puede fluctuar entre 30km y 400km.
 
“En la actual etapa de exploración y delineamiento de los campos, el gasto en transporte no sería inferior a los US$10mn anuales y en la etapa intensiva de desarrollo, el transporte debería costar US$100mn al año, sin incluir otros costos relacionados: permisos y seguros, entre otros”, consigna el primer borrador del proyecto.
 
Por lo tanto, la Red Azul podría redundar en ahorros considerables para los operadores, puesto que llevaría el agua directamente al pozo mediante un sistema de tuberías. “El proyecto va a ser financiado con el ahorro de transporte en camiones que genera”, destaca Etcheverry.
 
¿DÓNDE ESTÁ EL DINERO?
 
No obstante, el financiamiento del proyecto podría representar un obstáculo.
 
La “disponibilidad de capital será un desafío importante” para el desarrollo de operaciones de gas de esquisto en Argentina, acotó Panelo.
 
En vista de que hay poco acceso -de haberlo- a mercados financieros internacionales, las autoridades y operadores locales tienen una limitada capacidad de inversión.
 
Con todo, el proyecto Red Azul podría demostrar ser lo bastante sólido como para garantizar el financiamiento.
 
“La idea es conformar una organización, un fideicomiso, que cobre tarifas y tratar de derivar el riesgo a través de contratos de suministro de agua por parte de empresas como Chevron, por ejemplo. Estos contratos nos van a garantizar un buen tipo de financiamiento para esta clase de obra”, precisó Etcheverry.
 
Se está preparando un proyecto de ley a este respecto, el cual se enviará al Congreso para su debate y aprobación. En forma paralela, se están realizando los estudios preliminares y si todo sucede según lo planeado, “a partir del 2014, podríamos construir los primeros tramos de la red”, concluyó.
 
BN Americas