Convenio Chevron-YPF ¿y Neuquén?: mucha duda

Ruben Etcheverry (*).-Nadie pone en duda que en su gran mayoría las inversiones son bienvenidas. Salvo en casos de excepción, como cuando se cuestiona la proveniencia de los fondos empleados a tal fin, sea de la trata de personas, narcotráfico u otros orígenes ilícitos. Sin embargo, tratándose de inversiones sobre recursos naturales sujetos al dominio del Estado provincial, es preciso y necesario comunicar a la ciudadanía los beneficios o privilegios que se le otorgan en cada caso al inversor.

Por otra parte nos referimos a su concreción. No pensamos en promesas de humo de dudosa realización, como lamentablemente han sido las obras de generación geotérmica de Copahue o la hidroeléctrica emblemática sobre el río Neuquén, tantas veces anunciada y otras tantas postergada: Chihuido.

Estos últimos días hemos sido bombardeados con la panacea que significaría un contrato, preacuerdo, entendimiento o algo del estilo, entre la petrolera Chevron e YPF. Desde la provincia del Neuquén, en un primer momento se reconoció, con manifiesta indiferencia, el desconocimiento sobre el mismo. Luego, con la excusa de la confidencialidad, se pretendió ocultar los pormenores de lo que se firmaría. La primera duda: ¿se ignora o se intenta ocultar? Hasta se llegó a descalificar a quienes pretendían conocer su alcance.

Se lanzan sin detalle montos de u$s 1.600 millones para Loma de la Lata. Otra duda. Que si bien es una suma considerable, no pareciera una operación descomunal para el desarrollo de este tipo de yacimientos no convencionales. Recuérdese que para el pequeño bloque denominado Aguada del Chañar en la Cuenca Neuquina, la noruega Statoil habría estimado y propuesto el año pasado una inversión del orden de los u$s 7.000 millones para desarrollar ese yacimiento.

Chevron ingresó como operadora en el país en el año 1999 mediante la compra de la Petrolera Argentina San Jorge. En estos 13 años se abocó a “ordeñar” el rico yacimiento del norte neuquino El Trapial-Curamched. La producción de petróleo cayó en ese yacimiento un 60% (de casi 9.000 mv/día cuando ingresó Chevron, hasta los actuales menos de 3.500 mv/día) y sus reservas probadas se derrumbaron de 192 a 58 millones de barriles de crudo (caída del 70%), mientras que las de gas pasaron de 1.160 millones de mv en 1999 a sólo 139 millones en el 2011 (88% inferiores); desprendiéndose de más de una docena de áreas de exploración. Datos que no deparan dudas sobre los resultados de la actividad de esta petrolera en el país.

Chevron fue invitada a todas las rondas licitatorias nacionales e internacionales de áreas petroleras de Gas y Petróleo del Neuquén y nunca participó. No se interesó siquiera comprando pliegos. Tampoco ha desarrollado sus recursos no convencionales de gran potencial dentro del gran yacimiento que tiene concesionado.

¿No resulta extraño que una empresa tan desinteresada hasta no hace muchos meses en invertir en Vaca Muerta sea ahora la única que esté dispuesta a invertir en YPF, que arrastra una expropiación cuestionada por irregular, pendiente de perfeccionamiento? ¿O quizás tendrá más relación con el levantamiento del embargo de u$s 19.000 millones por parte de la Justicia Argentina por una causa de contaminación en la Amazonia ecuatoriana? Otra duda.

YPF dispone de una gran cantidad de yacimientos en Vaca Muerta. De ellos el área de Loma de La Lata, además de ser el “sweet spot” (mejor punto) por excelencia de la Cuenca Neuquina, coincide con una delicada situación ambiental y de relación con las comunidades. Duda: ¿justo ese sitio tuvo que ofrecer YPF a Chevron para un primer acuerdo?

Según el matutino “Página/12” la letra chica del entendimiento recoge las exigencias de Chevron para asegurarse el retorno de su inversión. Pidieron exportar la gran mayoría de lo que se extraiga libre de retenciones, tener libertad para girar utilidades y poder reclamar ante un tribunal extranjero en caso de un incumplimiento contractual por parte de Argentina.

Esos puntos generaron tensiones al interior del propio gobierno y en el directorio de YPF, entre quienes son partidarios de cerrar el convenio y quienes consideran que las exigencias de Chevron no lo justifican. Ali Moshiri, CEO de Chevron para África y Latinoamérica, en su negociación con Miguel Gallucio, ambiciona repetir su exitosa experiencia en Venezuela, donde obtuvo notables ventajas por ser la primera empresa en asociarse con Pdvsa luego del paro petrolero.

Ni las autoridades nacionales ni las provinciales se han referido a la formalidad y sustancia de lo que se firmaría. Tampoco Chevron ni YPF. No es una cuestión menor y se convierte en la mayor duda. La Provincia del Neuquén aparenta ser, a la fecha, una convidada de piedra, subordinada a los intereses del Estado nacional en que YPF concluya la operación con aquélla. De ello se desprenden sendas especulaciones, a saber: que ella se estipularía a través de un mero convenio entre empresas o un entendimiento para abrir una negociación hacia un acuerdo definitivo, sin intervención del Estado, donde Chevron haría las veces de proveedor de tecnología y financiamiento, por no disponer de ellos YPF en suficiencia.

En caso hipotético de pretenderse una cesión formal, aunque sea parcial, de los derechos sobre la concesión de explotación de Loma de la Lata o Loma Campana, la situación difiere totalmente. Se requeriría para su perfeccionamiento el involucramiento pleno de la Provincia, dueña de los recursos, con la previa autorización a dicha cesión por parte del Poder Ejecutivo y/o Legislativo provincial, la participación de GyP y una comunicación abierta, autosuficiente y transparente a la ciudadanía y a la opinión pública, por la envergadura de la operación, que explique y despeje cualquier duda sobre ella.

Cuando escribí en el año 2001 el artículo de opinión en este diario, “Mucha Lata”, cuestionando la transparencia de la alianza estratégica que implicó, 17 años antes de su vencimiento, otorgarle a Repsol la prórroga de la concesión del yacimiento Loma de la Lata hasta el 2027 por parte de De la Rúa y Sobisch, resistí una fuerte persecución política. Situaciones análogas a éstas, ¿serán las que han llevado a la sobrina de Sapag a mencionar que cada día su tío se parece más al exgobernador? En aquel entonces el exgobernador Sobisch participaba en las negociaciones de los alcances del acuerdo y los anunciaba. Repsol tuvo la delicadeza de venir a firmar a Neuquén. Hoy el gobernador Sapag aparece como el único vocero del acto y de la firma en Buenos Aires.

Ojalá que esta rúbrica no sólo concurra como un buen regalo para el gobernador de Neuquén en el día de su cumpleaños, sino que consista en una inversión concreta, eficiente y razonable, que, sin lugar a dudas, beneficie a toda la ciudadanía neuquina.

(* ) Ingeniero. Expresidente de Gas y Petróleo del Neuquén SA. Precandidato a diputado nacional por Nuevo Compromiso Neuquino

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