Vaca Muerta todavía no despega y ya es un “nido” de reclamos ambientales

Las comunidades mapuches de la zona siguen denunciando futuros daños y a esa crítica se suman desde opositores políticos hasta un Premio Nobel de la Paz  

Vaca Muerta, uno de los mayores depósitos mundiales de hidrocarburos no convencionales, aún no comienza a desarrollarse en forma masiva, pero afronta ya las primeras voces de alerta ante eventuales daños ambientales.

Millones de litros de agua, miles de toneladas de arena, un cóctel de químicos y potentes equipos de fractura son algunos de los ingredientes “con mala prensa” que rodean a la industria del petróleo y el gas no convencional, un actividad que está en su alborada en Argentina.

En lo que promete ser un verdadero “milagro energético” capaz de lograr que el país sudamericano se autoabastezca de combustibles, Vaca Muerta ha comenzado a dar las primicias de las perforaciones de la petrolera argentina YPF, unos 10,000 barriles diarios de crudo, pero también a generar dudas sobre su impacto ambiental.

Las voces de alerta saltaron cuando YPF firmó un acuerdo con la estadounidense Chevron para sumarla como socia en el primer proyecto de desarrollo masivo de Vaca Muerta, en el área Loma La Lata Norte-Loma Campana, en la provincia de Neuquén (suroeste).

Allí, las protestas fueron encabezadas por integrantes de comunidades aborígenes mapuches, que llegaron a tomar tres pozos en perforación para denunciar el posible impacto ambiental de la explotación de Vaca Muerta, que se extiende por cuatro provincias argentinas, con 30,000 kilómetros cuadrados de superficie.

Es una amenaza de muerte para el pueblo mapuche. Le decimos no al convenio. El Estado nos deja desprotegido ante las multinacionales”, dijo Jorge Nahuel, miembro de la Confederación Mapuche de Neuquén.

Sostuvo que Chevron es una de las empresas más denostadas en Latinoamérica y que ya tiene antecedentes en Ecuador.

Chevron afrontó un millonario juicio en el país señalado por daños ambientales en la Amazonía entre 1964 y 1990 atribuidos a Texaco, compañía que fue adquirida posteriormente por la primera.

Tenemos que hacer un pedido formal a YPF para que nos entreguen los estudios sobre el impacto ambiental y saber sobre qué se basa para el acuerdo con Chevron”, dijo el Premio Nobel de la Paz 1980, Adolfo Pérez Esquivel, quien analiza presentar un recurso de amparo contra la explotación de Vaca Muerta.

Para responder a las críticas ha salido el propio presidente de YPF, Miguel Galuccio, quien aseguró esta semana que habrá “cero impacto ecológico”.

“Es un mito en el desarrollo de recursos no convencionales. Cero impacto ecológico”, dijo.

Uno de los puntos en cuestión es el “fracking” (fractura hidráulica), la técnica utiliza para romper la roca madre que encierra los hidrocarburos a profundidades que pueden llegar a 3.000 metros.

La técnica no se distingue de la utilizada en los pozos convencionales. La diferencia está en los volúmenes de arena y agua utilizados y en la cantidad de fracturas que debe realizarse por pozo.

Según fuentes de YPF consultadas por Efe, las perforaciones se aislan de tal forma que los hidrocarburos “nunca entran en contacto” con los acuíferos y el agua usada para la inyección (que se reutiliza) alcanzará, cuando sea el pico de desarrollo de Vaca Muerta, un volumen del 0.1% del caudal de los ríos locales.

Añadieron que en cuanto a los aditivos químicos usados, se trata de productos que se utilizan en el hogar, como cloruro de socio o ácido cítrico.

La industria viene fracturando en Argentina desde hace 50 años y no hay antecedentes de daños. Respecto al agua, es cierto que el volumen utilizado es bastante grande, pero en las cuencas argentinas hay cantidad suficiente”, dijo a Efe el experto en hidrocarburos, Eduardo Mario Barreiro.

“Siempre una actividad petrolera tiene, como cualquier otra, un impacto ambiental, pero la técnica de fractura ha probado ser segura y la única diferencia entre convencionales y no convencionales es de volumen.

“Puede haber un impacto ambiental en superficie por el volumen, si hay miles de camiones andando por los yacimientos, una logística que va a ensuciar el paisaje, pero eso no sería un impacto específico derivado de las técnicas para no convencionales”, opinó Daniel Kokogian, experto en geología del petróleo.

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