“En este banquillo de acusados debieran estar los gerentes de las petroleras, el Gobernador y funcionarios del Poder Judicial. Pero estoy yo, por ser pobre, india y mujer”, afirmó Relmu Ñamku, mapuche, enjuiciada por supuesto “intento de homicidio” (con pedido de quince años de cárcel) por haber arrojado piedras en un intento de desalojo. El suyo, fue el último testimonio del juicio porjurados que se desarrolla en Zapala.
También declaró la doctora en antropología Diana Lenton, que explicó el daño que las petroleras han realizado en la comunidad mapuche. Además subrayó el contexto en que se dio la intrusion, mientras tenía lugar el velorio de una niña mapche. Mañana martes será el turno de los alegatos y se podría ya conocerse la sentencia.
Amnistía continúa su tarea como observadora del juicio. La causa contra Relmu –que puede enfrentar hasta 15 años deprisión por defender su territorio– obliga a las autoridades a revisar el uso de la herramienta penal para silenciar los reclamos de los pueblos originarios. Argentina podría incurrir en responsabilidad internacional si avanza con un juicio desproporcionado, violentando las garantías judiciales y del debido proceso legal.
“Me juzgan por ser pobre, india y mujer”
En la sexta jornada del histórico juicio declaró Relmu Ñamku. Comenzó hablando en mapuzungun (idioma mapuche), saludó a las autoridades indígenas y a todos los presentes. De inmediato fijó suposición: “Es un juicio injusto. Quiero contar la verdad de lo que pasó”.
En algunos lugares de Neuquén (y particularmente en Zapala) la acusan porque en su DNI dice Carol Soae. Contó que su madre mapuche no podía criarla y la dio en adopción. Comenzó a llorar y no le salían las palabras. Cuando se recuperó dijo que era injusto que tenga que contar su intimidad, su historia de humillaciones, pero que lo iba a realizar para que conozcan todo el contexto del caso que se juzga.
Fue adoptada de niña, nunca le ocultaron sus orígenes y destacó que tuvo la suerte de crecer en un hogar feliz, donde le ensañaron valores y convicciones. Creció con el amor de sus padres adoptivos (presentes en la sala).
Desde joven fue recuperando su identidad mapuche. “Vengo de vientre mapuche. Soy mapuche”, reivindicó. Incluyó sus estudios en Córdoba y luego decidió vivir en Neuquén porque allí veía que había luchas. Se casó con Martín Velázquez Maliqueo y fue a vivir en comunidad (a 50 kilómetros de Zapala).
Luego comenzó a relatar la situación de conflicto con las empresas. La comunidad Winkul Newen vive con petróleo debajo, compañías multinacionales que extraen hidrocarburos, pero en su casa no hay gas, ni electricidad ni agua. Si la comunidad reclamaba, la petrolera (Apache) les cortaba el agua que entregaba.“Las petroleras siempre hicieron lo que quisieron y el Estado siempre las dejó hacer. Es una relación muy desigual, pero el Pueblo Mapuche lucha porque es un pueblo que quiere seguir vivo”, explicó.
Advirtió que podría hablar durante días de las injusticias hacia las comunidades, perose centró en dos. El primero, la golpiza que recibió en 2012 su cuñada (embarazada) y su suegra (de más de 70 años), en manos de una patota petrolera.También le dispararon en la pierna a su sobrino Maximiliano. Fue en represalia por no dejar pasar a las petroleras. Destacó que hicieron la denuncia pero “los fiscales Marcelo Jofre y Sandra González Taboada (los mismos que ahora losllevaron a juicio a ella) no hicieron nada”.
Jofré faltó a la audiencia (sí estuvo cuando declararon los testigos de la querella).Taboada no miraba a Ñamku (sólo anotaba en su cuaderno). “Hicimos denuncias y la Justicia nunca nos escuchó. ¿Por qué la Justicia no nos protege? ¿Por qué somos indios? ¿Por qué somos mapuches? La justicia protege a las petroleras y no a nosotros”, acusó.
Precisó que el 27 de diciembre de 2012 dieron sepultura a Petrona (una beba recién nacida). Tenía malformaciones y la comunidad no tiene dudas de la relación con la contaminación ambiental de la zona. El 28, aún con toda la familia reunida, vieron una caravana de camionetas y una retroexcavadora. Subieron a la camioneta y salieron al cruce.
Ñamku afirmó que le pedían a los empleados de la petrolera, policías y a la auxiliar de Justicia Verónica Pelayes (la denunciante) que se fueran. “Le dijimos varias veces que nos dé la notificación y se vayan, pero no, ellos querían entrar y no los íbamos a dejar”, destacó.
Solicitó exhibir un video en el que se escucha a Ñamku decirles que se vayan. Y también le responde a Pelayes varias veces con un “¿qué sabés vos de mapuches’”.Durante la audiencia, Ñamku explicó: “Nos decía que no éramos mapuches, nos negaba nuestra identidad, es una falta de respeto para nosotros. Y nos decía que esa no era nuestra tierra”.
Remarcó que durante los años de lucha tuvieron numerosas notificaciones, pero nunca una auxiliar del Poder Judicial los había tratado así.
En el video se escucha a Maliqueo decirles que se vayan, que corran los autos o lo va hacer la comunidad. “Pelayes dijo que no se iba a ir porque no era nuestra tierra”, afirmó Ñamku. Sobrevino la retroexcavadora intentando avanzar y, ahí sí, la lluvia de piedras. “Todos tiramos, era la única forma de evitar que entren”, señaló la acusada pero también afirmó que ella no rompió el vidrio de la camioneta de Pelayes (según la fiscal, la piedra que dio al vidrio fue laque hirió a la auxiliar del Poder Judicial).
La sala de audiencia (una gran carpa blanca, de unos 15 metros de lado) estaba colmada. También presentes los referentes indígenas Félix Díaz, Nilo Cayuqueo y lonkos de la Zonal Centro de la Confederación Mapuche de Neuquén. También llegó un colectivo desde Buenos Aires con militantes de diversas organizaciones sociales.
Ñamku recordó que hicieron un pedido de disculpas público, que nunca quisieron herirla y afirmó que en ese banquillo de acusados debieran estar gerentes petroleros, el Gobernador y sus ministros, y funcionarios judiciales.
Relató que en su casa tiene fogón adentro porque no tienen gas y viven empobrecidos por culpa de las petroleras. Su hijo más pequeño (hoy tiene unos 5 años) cayó una noche sobre el fuego, se hirió de gravedad y nunca pudo realizar tratamientos adecuados. “Mi hijo está condenado de por vida a tener la carita deforme. Y por esa injusticia nadie fue a juicio”, reclamó.
Afirmó que a ella la quieren presa por ser pobre, mapuche y mujer. Pidió que algunavez haya justicia o, de otro modo, confirmarán que están “en una nueva etapa dela Campaña del Desierto”.
Durante la mañana también declaró la doctora en antropología Diana Lenton. Explicó con detalles qué es el “daño cultural” que sufren los pueblos indígenas (en particular la comunidad Winkul Newen). Relató cómo Apache usaba como moneda de cambio el agua (les dejaban de entregar si la comunidad reclamaba algo) y confirmó que, además de daño ambiental y social, la petrolera “provocó daño cultural”, que dificulta la vida comunitaria. También explicó que un velorio en la cultura mapuche no termina cuando se da sepultura, sino un mes después, cuando serepiten ciertas ceremonias para asegurar que el alma mapuche vuelva a la mapu (tierra). El intento de desalojo se dio en pleno inicio del velatorio de labeba mapuche muerta.
Hoy martes serán los alegatos de la Fiscalía y los abogados. Se espera que por latarde sea la sentencia del jurado.
Tomado del Diario del Juicio, seguilo en http://amnistia.org.ar/relmu