“Alto valle perforado” es el libro del Observatorio Petrolero Sur que aborda la realidad de localidades de la zona norte patagónica que están afectadas por la industria petrolera. Una situación con similitudes a la de Comodoro Rivadavia.
Observatorio Petrolero Sur acaba de lanzar un libro que sintetiza años de cobertura de conflictos sociales y ambientales alrededor de la industria petrolera en la pujante Patagonia norte. Neuquén, Plottier, Cinco Saltos y Allen son cuatro localidades analizadas que viven de la actividad hidrocarburífera, un recurso que les trae prosperidad y a la vez desajustes en el equilibrio como sociedad por el que luchan planificar. En esta nota, un repaso de “Alto valle perforado”.
La pregunta que buscaban responder con experiencias concretas era si realmente la extracción de hidrocarburos, y en especial la utilización masiva de la fracturación hidráulica, están en zonas despobladas e, incluso, desérticas, sin ningún inconveniente para la ciudadanía o el medio ambiente. El recorrido de los investigadores fue por urbes norpatagónicas. ¿La población tiene algún rol en la economía hidrocarburífera o la industria y la política tienen la palabra final?
El libro del Observatorio Petrolero Sur arranca con una descripción de la desidia al oeste de la ciudad de Neuquén, capital política del fracking. “Barrios de trabajadores que para poder acceder a un terreno tuvieron que tomar tierras -en su mayoría a pie de barda- siendo golpeadas por cuanta inclemencia climática haya en la zona, tal y como ocurrió durante la fuerte tormenta de abril de 2014. Los pocos planes de vivienda son visibles y, con solo ampliar el horizonte de la mirada, encontramos calles arenosas o viviendas que literalmente conviven con pozos gasíferos en el patio”.
En Neuquén están los servicios, las cadenas de supermercados, las cadenas hoteleras y gastronómicas apuntadas al turismo, franquicias de distintos rubros. “La mayoría de las fuentes laborales del sector privado proviene del de servicios que se mueve en evidente sintonía con el desarrollo del sector hidrocarburífero”.
“Pero son justamente el mundo petrolero y del Estado las opciones laborales preferidas de las capas de ingresantes al mundo laboral. Los jóvenes sueñan con acceder al salario petrolero, pero lo acotado de ese mercado laboral, como así también del sector privado de los servicios, hace que el Estado sea la otra alternativa, más aún si se logra -tras años de contrataciones- el ansiado “nombramiento” o pase a planta permanente”.
Este libro cuenta con el trabajo de Martín Alvarez Mullaly (redacción), Diego di Risio y Felipe Gutiérrez Ríos (en la edición), Martín Barzilai de SubCoop y Alexis Vichich (en las fotografías), junto a Leonora Jáuregui como colaboradora, el diseño de Patricia Peralta y la publicación de parte de Ediciones Jinete Insomne en cooperación con la Fundación Heinrich Böll Cono Sur.
INDUSTRIA, FRUTAS Y SOCIEDAD
“Alto Valle perforado” pasa por Allen. “Golpeados por los cambios del mercado mundial y el magro precio de la fruta regulado por las multinacionales exportadoras, los productores se ven tentados a las ofertas de compras de sus tierras para los loteos o al alquiler de parte de ellas para la explotación hidrocarburífera”.
La Cámara de Fruticultores le da pelea a la explotación petrolera en Allen, apuntando a la hidrofractura. Muchos de sus integrantes vienen de familias de productores y esperan que sus hijos continúen con el negocio en esta actividad. Sin embargo, la tentación es mucha. La cámara tomó como medida no contener al productor que decida incorporar pozos en sus tierras o la subdivida para ser loteada.
“La concentración y transnacionalización de capitales, trae consigo el arrendamiento para la explotación gasífera de las tierras. Estas pueden perder su capacidad productiva, en algunos casos hasta de manera irreversible. Los valores de los arrendamientos son muy disímiles: el número es según quien te los cuente”, cuentan en el libro.
Las tres razones para la desigualdad: la preexistencia que vale y las expansiones que acontecen; el Estado, la familia y la propiedad privada; consolidación de zonas de sacrificio. En el primer caso, el Observatorio encontró que una afirmación permanente es que “los pozos son preexistentes a los vecinos que se instalaron medianera de por medio”, así desligándose de la peligrosidad de vivir al lado de esas instalaciones. La idea de la propiedad privada es cruzada frecuentemente, en especial en una zona de Velentina Norte, por lo que pueden desconocer las demandas de servicios públicos y otra infraestructura para mejorar la calidad de vida. Y por último, las zonas de sacrificio no serían tales, a entender de la industria, porque se puede convivir sociedad-petróleo.
La situación descrita por Observatorio Petrolero Sur puede ser fácilmente trasladada a Comodoro Rivadavia, ciudad surgida alrededor de los campamentos petroleros y que pese a sus más de 100 años de explotación todavía tiene problemas para planificar exitosamente sus períodos de crecimiento. Los pozos abandonados en zonas donde creció la urbanización, el fracking en El Trébol o los proyectos de perforación en barrios son algunos de los temas de los que la Patagonia norte y la Patagonia central podrían estudiar juntas.