Vaca Muerta: los riesgos de hacerse rico demasiado rápido

El impacto de la inequidad salarial entre el sector petrolero y el resto de los trabajadores convive con el desarrollo de muchas localidades del norte patagónico.
 Por Fernando Meaños / Cronista.com
 

La aparición de Vaca Muerta, con millonarias inversiones y proyección a largo plazo, impactó favorablemente en el desarrollo de muchas localidades del norte patagónico, además de lo que implica en el panorama energético nacional e incluso global. No obstante estos beneficios, que serían el sueño de cualquier provincia o municipio, a la par de este desarrollo aparecieron impactos sociales generados por la desigualdad salarial entre los petroleros y el resto de los trabajadores, un cambio demográfico que trae masivamente pobladores de otras regiones y las necesidades de infraestructura que no alcanzan a cubrir demandas cada vez más crecientes. A ello se suma una inflación superior a la del resto del país, donde un alquiler puede costar igual que en Puerto Madero. El tesoro energético que la Argentina conserva entre Neuquén y Río Negro tiene en su futuro cuentas sociales para saldar.

Según las cifras del Observatorio de Empleo y Dinámica Empresarial (OEDE) del ministerio de Producción y Trabajo de la Nación, las diferencias salariales de los trabajadores petroleros de Neuquén con sus pares de otras actividades son muy elocuentes. Los últimos datos disponibles (septiembre de  2018) indican que mientras el salario promedio de la industria petrolera se ubica en $ 144.000, en la construcción es de $ 42.000, en la gastronomía es de $ 23.000, en la docencia es de $ 21.000 y en el turismo $ 28.000.

“La actividad petrolera genera desigualdad. Eso es así en Neuquén y en cualquier otra zona petrolera de la Argentina y del mundo. Lo que debe hacer una provincia como Neuquén es captar la mayor renta petrolera posible y transformarla en salud, educación y viviendas,” señala Luis Felipe Sapag, diputado provincial del Movimiento Popular Neuquino.

“El impacto de Vaca Muerta es muy positivo. Los neuquinos somos petroleros desde hace más de 100 años. Y los ingresos que generan los hidrocarburos, por el multiplicador keynesiano, llegan a toda la provincia. Los beneficios son abrumadoramente mayores que los perjuicios. Pero es cierto que hay aspectos negativos en la irrupción de Vaca Muerta, eso no se puede negar”, explica el legislador.

Vaca Muerta genera la llegada de entre cinco y diez familias por día a su zona de influencia, según explica Gastón Contardi, director de la Fundación Faena, una entidad neuquina orientada a la educación en todos los niveles. “Esos nuevos pobladores pueden dividirse en tres partes iguales. Los que tienen un perfil profesional y llegan con un empleo asegurado en la industria hidrocarburífera; los que tienen una capacitación de nivel intermedio, que les permite tener la expectativa razonable de conseguir un empleo indirecto calificado, y los que vienen a la aventura, sin nada, porque escucharon que es una zona con posibilidades. Todo el país está hablando de Vaca Muerta”.

La llegada de este último grupo visibilizó la falta de infraestructura para una zona que atraviesa un crecimiento demográfico que duplica al promedio nacional. El fenómeno abarca a los municipios cercanos a los yacimientos -Añelo, Centenario, San Patricio del Chañar- y también a Neuquén capital. Las obras para transformar en autopista la ruta provincial 7, que unen los casi 100 kilómetros que separan a Añelo de la capital neuquina, se encuentran demoradas. Tanto el kirchnerismo como Cambiemos, a su debido momento, las habían prometido.

 “La gente se instala en asentamientos, en zonas que carecen de servicios adecuados. En algunas zonas hay problema con la distribución del agua o electricidad, con una demanda que no deja de crecer. Hay un clima social complejo, con el crecimiento reciente de problemas de adicciones o ludopatía”, señala Contardi.

El experto destaca una paradoja: en Neuquén sube en forma permanente el empleo, tanto en cantidad como en calidad, pero también sube la pobreza, porque el piso de la canasta básica que la establece siempre es elevado. “Los salarios de la industria petrolera son muy altos, claramente por encima de cualquier otra actividad. Eso mueve hacia arriba los precios de los alimentos, los alquileres, de todos los bienes. El que trabaja en el turismo, el comercio o el empleado público tiene ingresos mucho menores, pero paga ‘precios petroleros’ cada vez que va al almacén,” explica.

Los números del índice de Precios al Consumidor (IPC) provincial reflejan esa distorsión y se ubican por encima de la medición de alcance nacional. El 51,3% de alza interanual del IPC nacional conocido la semana pasada se extiende a 56,7% en el IPC-Neuquén, dentro del cual impacta el aumento del 62,4% en el rubro Vivienda. El pico inflacionario post-devaluación de septiembre de 2018, de 6,5% a nivel nacional, en Neuquén llegó a 9,2%. Esta inflación provincial es tenida en cuenta para la paritaria de los trabajadores estatales, que se cerró con una actualización trimestral por inflación.

La llegada de nuevos pobladores a la capital neuquina impulsó los precios de los inmuebles. Un departamento de calidad media cuesta 3000 dólares por metro cuadrado. Alquilar una unidad de dos ambientes requiere entre 17.000 y 20.000 pesos por mes. Esos precios deben ser afrontados tanto por los sueldos jugosos de la actividad petrolera como por el resto de la población. Los valores se disparan aún más en Añelo, el corazón de Vaca Muerta, una pequeña localidad ubicada en el centro estratégico de la explotación, a 90 kilómetros de la capital neuquina. Un alquiler de una casa con dos habitaciones oscila entre 60.000 y 70.000 pesos, más que la torre con amenities más lujosa de Puerto Madero. Añelo tiene 8000 habitantes. En 2012, no llegaba a 2000. Para 2023, espera transformarse en una ciudad de más de 25.000 residentes.

Por cada trabajador que contrata una petrolera, se crean tres empleos indirectos, entre los proveedores de la industria y otros cuatro empleos “inducidos”, que incluyen servicios de todo tipo e incluso el trabajo estatal. La estimación es proporcionada por Martín Alvarez Mullally, del Observatorio Petróleo Sur, una ONG especializada en la temática energética. “La particularidad de Vaca Muerta reside en su escala, es un megaproyecto que demanda mucha mano de obra en una actividad volátil por los movimientos de los precios internacionales del petróleo y del gas. Vaca Muerta nos puso en la vidriera y llega gente de todas partes del país que no siempre vive en buenas condiciones. Hay obreros que viven en trailers y gente que llega sin empleo y se instala en asentamientos, en las periferias. Las tomas de terrenos son frecuentes”. La ONG alerta sobre los efectos ambientales en las ciudades aledañas a los yacimientos, en particular sobre el tratamiento de los residuos y el registro de movimientos sísmicos, que algunos adjudican a la tecnología del fracking.

¿Existe una “maldición de los recursos naturales”, en la que las comunidades que fueron bendecidas por riquezas a su vez sufren el castigo de las desigualdades en el plano social? La economista Adriana Giuliani, de la Universidad del Comahue (ver columna) señala que si bien la irrupción de Vaca Muerta constituye una oportunidad histórica para la región, no hay que olvidar que el petróleo es un recurso no renovable: “Si bien hay muchas obras que son producto de las regalías, Neuquén necesita un plan de largo plazo para diversificar su economía. El impacto de la explotación petrolera es muy fuerte. No se debe naturalizar la pérdida de un territorio, eso sería resignarse. Las políticas públicas deben apuntar en ese sentido”.

Para Sapag, hay que concentrarse en la distribución de la renta: “Estuve en Noruega y también hay desequilibrios, lo pude ver. Allí el Estado se apropia del 72% de las ganancias de las empresas petroleras y con eso maneja un gigantesco fondo anticíclico para poder tener salud y educación gratuitas y de primer nivel. De esa manera repara la desigualdad. Se trata del país líder en el ránking global de desarrollo humano”.

El legislador subraya que tanto en el país escandinavo como en la mayoría de los países petroleros -a excepción de la Argentina y Canadá- la propiedad de los recursos del subsuelo corresponde a la nación y no a las provincias. Y esa distinción es relevante. “No veo qué maneras hay de solucionar las desigualdades con las herramientas con que cuenta el Estado provincial, que recibe las regalías y cobra Ingresos Brutos. Todos los demás impuestos son recaudados por el Gobierno nacional, como el IVA o Ganancias. La Nación debería involucrarse más en esta problemática. Las empresas petroleras no hacen nada en términos sociales, más que aportar lo que indica la ley de hidrocarburos con ese fin”. La normativa, sancionada en 2014 para abrir el juego a la explotación hidrocarburífera no convencional, establece que las compañías deberán aportar el 2,5% de su inversión inicial en proyectos de Responsabilidad Social Empresaria en las provincias en las que operan.

Con una población cercana a los 700.000 habitantes, la provincia de Neuquén cuenta con 90.000 trabajadores estatales: “Sí, tenemos muchos empleados públicos. Y eso es muy bueno, porque todos son útiles, no hay que estigmatizar. Comparativamente, los neuquinos reciben servicios públicos mucho mejores que el resto del país y eso se refleja en nuestros indicadores de desocupación o mortalidad infantil”, dice el diputado Sapag.

Contardi apunta a que el aporte que generan las regalías debiera apuntar a tres destinos. “La provincia debe crear un fondo anticíclico para tener previsibilidad y no estar atado al precio del barril de petróleo. Neuquén ya sufrió las consecuencias de no tener esta previsión con Loma de la Lata. Otro fondo debiera apuntar al desarrollo específico de otras actividades, como el turismo, la tecnología orientada a la industria petrolera y las energías renovables. Por último, debiera crearse un fondo de infraestructura para afrontar obras pendientes, especialmente en el terreno vial”.

Más allá de la necesidad de las obras, el experto puntualiza la necesidad de impulsar el resto de la economía: “Si Neuquén no comienza a diversificar sus actividades económicas corre el riesgo de transformarse en una sociedad de castas, que se divide entre aquellos que trabajan en la actividad petrolera y todos los demás.”