Por Hernán Scandizzo, para Radio Sudaca* .- La Patagonia cuenta con viento, agua y tierra óptimos para la producción de hidrógeno verde y derivados, y eso la convierte en un territorio disponible para una nueva aventura del capital. La carta de presentación es la descarbonización del transporte y de la industria para enfrentar el cambio climático; sin embargo, en los territorios se traduce en concentración productiva y extranjerización de la propiedad de la tierra.
El hidrógeno verde, llamado así porque para su producción se utiliza electricidad proveniente de fuentes renovables, fue catapultado como vector energético e insumo estratégico para sustituir a los hidrocarburos y derivados en el transporte y procesos industriales y mitigar el cambio climático. La Unión Europea, y particularmente el Estado alemán, promocionaron su producción en Latinoamérica porque, además de contar con vientos y niveles de radiación óptimos para generar electricidad, la región dispone de fuentes de agua y vastas extensiones de tierra vacía. Una perspectiva compartida por consultoras internacionales y gobiernos de los países poseedores de estos bienes comunes. Por eso no es casual que Argentina, Brasil, Chile y Uruguay se lanzaran, casi en simultáneo, a la carrera por obtener el hidrógeno verde más barato para abastecer una inminente demanda de los países centrales.
Las escalas del hidrógeno
En noviembre de 2021 la empresa australiana Fortescue Future Industries (FFI) anunció que construiría en Río Negro una planta para la producción de hidrógeno y amoníaco ‘verdes’, con una inversión de USD 8.400.000. En la primera fase, que se pondría en marcha en 2026, produciría 40.000 toneladas de hidrógeno (t de H₂) y 270.000 toneladas de amoníaco (t de NH₃), y en su última fase, prevista para 2038, incrementaría la producción a 1,36 millones de toneladas (Mt) de H₂ y 7,48 Mt de NH₃. Para la puesta en marcha el proyecto requería una potencia instalada de 2000 MW, que ascendería a 15.000 MW en la última fase. Poco tiempo después, las autoridades rionegrinas cedieron en uso a la firma hasta 625 mil hectáreas (h) de tierras fiscales ubicadas en la meseta de Somuncura. Esta decisión, además de generar indignación y movilizar a diferentes sectores de la sociedad rionegrina –principalmente a comunidades mapuche tehuelche–, puso de manifiesto la escala de “tierras vacías” que demandan proyectos de estas características.
A principios de 2022, referentes de la Sociedad Rural del Valle Irrigado del Río Chubut (VIRCh) señalaron que la compañía australiana había comprado 150.000 h en el noreste de Chubut para la instalación de parques eólicos, y advirtieron que con estas operaciones profundizaba la crisis de la producción ovina. En la provincia se registra una reducción sostenida del stock ganadero y un incremento de campos desocupados o subocupados, es decir, con una cantidad de cabezas inferior al potencial productivo del establecimiento. Según estimaciones de la Federación de Sociedades Rurales del Chubut, a fines de 2024, el 30 % de los campos estaban abandonados. En la actualidad, dirigentes ruralistas del VIRCh estiman que Argentina Fortescue Future Industries, filial de FFI, controla alrededor de 700.000 h en la provincia mediante las modalidades de compra y arriendo de campos.
Según registros de la Secretaría de Energía de la Nación, en Chubut hay 170.000 h afectadas por centrales de generación eléctrica renovable no convencional y térmica, distribuidas en los departamentos Escalante, Florentino Ameghino, Rawson y Biedma. Esas superficies se compraron o arrendaron para instalar parques eólicos o centrales térmicas, lo que no significa que los predios están completamente ocupados por infraestructuras energéticas, ni tampoco, que haya sido abandonada la actividad ganadera. Alrededor de 100.000 de esas hectáreas corresponden a los campos donde, en los últimos 15 años, se construyeron las diferentes etapas de los parques Aluar, Chubut Norte, Loma Blanca, Puerto Madryn, Rawson y Trelew, ubicados en el noreste de la provincia.
Tabla N.º 1 – Parques eólicos y superficie afectada en el noreste del Chubut

El acaparamiento de tierras para la instalación de parques eólicos se intensifica con los proyectos de producción de hidrógeno verde y derivados a gran escala, a mayor potencia instalada se necesita más superficie para la instalación de aerogeneradores e infraestructura asociada. La potencia instalada de los cerca de 70 parques eólicos que funcionan en el país, en promedio, no supera los 100 MW, mientras que los proyectados para la producción de hidrógeno y derivados, en general, parten de un piso de 2000 MW. Y para tener una referencia, la suma de la potencia de los parques eólicos en generación, en construcción y proyectados en el noreste de Chubut –el área de mayor densidad de aerogeneradores de la Patagonia– no supera los 1600 MW.

Mapagonia, cartografía confeccionada con datos de la Secretaría de Energía de la Nación.
En las provincias de Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego se impulsaron al menos once proyectos para producir hidrógeno verde y derivados, la mayoría corresponden a empresas extranjeras. La suma de las superficies compradas, arrendadas o reservadas para desarrollarlos supera ampliamente los dos millones de hectáreas. Si bien se trata de anuncios, que pueden no concretarse, la cifra es otra referencia de la escala.
Latifundio energético
En el caso de Chubut los campos que despertaron interés de estas empresas se concentran en una franja que se extiende de norte a sur, paralela a la traza de la Ruta Nacional 3 y al tendido del sistema interconectado eléctrico. En 2022, cuando comenzó la compra de campos, la empresa australiana pagaba USD 16 la hectárea; en 2024, los dueños de los campos pedían USD 40 por la misma superficie. Un aspecto a destacar, en el caso de Argentina Fortescue Future Industries S. A., es que las tierras que ahora controla la empresa australiana pertenecían a pequeños y medianos productores. Motorizado por el proyecto de producción de hidrógeno verde se produjo en simultáneo un proceso de concentración productiva -el acaparamiento no solo se produjo a partir de la propiedad sino también del uso- y de extranjerización de la propiedad de la tierra.
En la vorágine de operaciones se tejió una trama de intermediarios que identificaba campos para Fortescue o los compraba y luego se los vendía o arrendaba a la empresa. La venta o arriendo fue para algunos productores la salida posible para sortear la situación; sin embargo otros, no dispuestos a vender o arrendar, fueron hostigados -no solo con llamadas telefónicas- en un intento de disuadirlos. En ese transcurrir, la firma australiana cambió de estrategia, combinó las compras con arriendos por 70 años. Según dirigentes ruralistas, a fines del 2024 mermaron las adquisiciones de tierras en Chubut, pero las operaciones inmobiliarias no se habrían detenido, en los últimos meses trascendió que Fortescue está comprando campos en Santa Cruz.
Fortescue no es la única empresa ni tampoco la suya es la única estrategia de adquisición de tierras desplegada. La firma polaca Green Capital S. A. arrendó campos en el departamento Escalante para realizar estudios de factibilidad y, en caso de avanzar con la inversión, apunta a que los propietarios se asocien al proyecto, a cambio de participar de un porcentaje de las utilidades generadas por el parque eólico. Por otra parte, según lo publicado en diversos medios periodísticos, otras compañías que impulsan proyectos -como ABO Energy, RP Global o Southern Cone (CWP Global)-, adquirieron superficies menores o cuentan con ‘hectáreas reservadas’, aunque no hay detalles de la modalidad contractual que asegura la ‘reserva’. Mientras que en el caso de la Compañía de Tierras del Sud Argentina, evaluaba desarrollar un proyecto en las estancias Coronel y Cóndor, que la firma posee en cercanías de Puerto San Julián y Río Gallegos, respectivamente.

Mapagonia, cartografía confeccionada con datos aportados por el OPSur.
Saber de qué se trata
En septiembre la Legislatura de Chubut aprobó un pedido informes impulsado por el diputado Santiago Vasconcelos, para que el Ejecutivo de precisiones sobre la adquisición de campos por parte de empresas como Argentina Fortescue Future Industries S. A., Green Capital Renewable Energy S. A., GreenSinnergy GMBH S.R.L., ABO Energy Argentina S. A., RP Global S. A. S., Southern Cone Energy, Orkeke S. A. y Nordex Energy Argentina S. A., que promocionan proyectos para la producción de hidrógeno verde y derivados en la Patagonia. El objetivo es conocer la ubicación y superficie de los establecimientos comprados o arrendados por esas empresas, los usos productivos de esos predios, y si las firmas tienen proyectos en etapa de evaluación del impacto ambiental.
Este proceso de extranjerización de la propiedad y concentración productiva de la tierra está vinculado a una escala de producción de hidrógeno verde que no tiene precedentes en el mundo y ni tampoco un mercado que lo demande de manera creciente. A principios de octubre el entonces ministro de Energía de Chile, Diego Pardow (poco después el presidente Gabriel Boric le pidió la renuncia), aseguró que ajustarán las metas de producción de su país porque el mercado internacional del hidrógeno verde muestra señales de ralentización (Radio Polar, 3/10/2025). En el mismo sentido se expresó el gobernador de la provincia de Río Negro, Alberto Weretilneck, en mayo aseguró que “los principales países, Estados Unidos en especial, le han quitado prioridad” (Río Negro, 5/05/2025) a hidrógeno como vector energético. Sin embargo, sus promotores insisten en que Argentina no debe perder el tren del hidrógeno, que pasará una sola vez, y que de ello depende lograr un buen posicionamiento para disputar un mercado que crecerá en el futuro. Tal vez el tren no pase, o pase y pare en otra estación, para el caso, en el Este de Chubut, unos cientos de miles de hectáreas que pertenecían a pequeños y medianos productores ganaderos se convirtieron en activos de una empresa australiana.
*Nota publicada en revista Sudacas N.º 21 (Trelew, noviembre de 2025).


