La producción de gas de vetas de carbón está aumentando rápidamente y está previsto que llegue de 8.000 millones de metros cúbicos este año, un salto interanual del 50%.
Después de más de un siglo de arrancar el carbón de sus entrañas para abastecer al resto del país, la fuertemente contaminada provincia de Shanxi, en el norte de China, está en medio de un auge del gas.
A lo largo del Río Amarillo, cerca de la ciudad de Jincheng, se alinean uno tras otro los equipos para extraer el gas de las vetas de carbón que se ubican debajo.
Los tanques de almacenamiento se apilan a lo largo de los caminos y decenas de equipos de perforación salpican los acantilados y valles, algunos cerca de las famosas cuevas de Shanxi.
La producción de gas de vetas de carbón está aumentando rápidamente y está previsto que llegue de 8.000 millones de metros cúbicos este año, un salto interanual del 50%, tras surgir de la nada hace seis años para proporcionarle a China un combustible alternativo limpio y de cosecha propia.
China está invirtiendo 100.000 millones de yuanes (US$16.000 millones) para duplicar la producción para el 2015.
Pekín quiere que la producción de gas de vetas de carbón suba a 30.000 millones de metros cúbicos para el 2020, lo que sería un 15% de la producción total de gas de China, frente al 5% del total del año pasado.
El gobierno chino planea duplicar la participación del gas natural en su matriz energética para el 2015 y reducir el papel del carbón para disminuir la contaminación y el impacto de las emisiones de gases de efecto invernadero.
China importará más gas, pero también tiene como objetivo aumentar la producción de campos domésticos de campos de gas natural, así como fuentes no convencionales.
El auge de la producción de carbón ha impulsado el crecimiento de China hasta convertirse en la segunda mayor economía del mundo. Ahora, en Shanxi, son las minas de carbón las que están dando el primer impulso grande a los suministros de gas no convencionales.
Los mineros británicos lo llaman grisú, bolsas de gas que pueden causar explosiones mortales en las minas y que en China han sido uno de los mayores asesinos de la industria.
Los desarrolladores lo llaman gas metano de vetas de carbón (CBM por su sigla en inglés) y, después de una década de incumplir sus objetivos, dicen que finalmente han encontrado las tecnologías necesarias para llevar grandes volúmenes de gas al mercado.
Eso es lo que permite el rápido aumento de la oferta de una industria que había fracasado en reiteradas veces en sus planes. Pekín esperaba producir 8.000 millones de metros cúbicos de gas en el 2010 a partir de sus vetas de carbón, pero sólo alcanzó 3.100 millones.
“Hemos estado trabajando durante una década, nos encontramos en una etapa de madurez ahora, y estamos perfectamente posicionados para producir grandes volúmenes de CBM con mucho éxito”, dijo Randeep Grewal, fundador y director ejecutivo de Green Dragon Gas, un desarrollador de CBM privado que opera en Shanxi.
Los desarrolladores han estado ajustando la tecnología de sus plataformas por años para tratar de aliviar el gas de vetas inestables y, tras dos décadas de experimentación, ahora son capaces de construir pozos laterales largos y sinuosos que permiten que el agua drene y el gas fluya.
El CBM fácilmente podría cubrir el 15% de las necesidades totales de gas de China en una década, manifestó Grewal. El año pasado, la producción fue de 5.300 millones de metros cúbicos de CBM, un poco más de un 5% de la producción total de gas de China de 102.500 millones de metros cúbicos.
Los productores que trabajan en Shanxi estiman que esos depósitos pueden contener hasta 10 billones de metros cúbicos (tcm) de gas. Ello equivale a casi cuatro veces más que las reservas probadas de China, de 2,8 billones de metros cúbicos.
Las reservas de gas de vetas de carbón podría ser mucho mayor que eso y Pekín estima hasta 36,8 billones de metros cúbicos.
Dentro de los próximos 10-15 años, la producción de CBM en China podría eclipsar al mayor productor global, Estados Unidos, según ejecutivos del sector.
La mayor parte de esa producción provendrá de las antiguas minas de Shanxi y las estimaciones de los desarrolladores son conservadoras frente a las de Pekín.
El aumento de la oferta interna es una bendición para el gobierno de China, ya que ayudará a contener las importaciones.
Pekín se enfrenta a una factura de gas cada vez más alta a medida que construye oleoductos desde Asia Central o de gas natural licuado (GNL) a lo largo de la costa para ayudar a cumplir sus ambiciosos objetivos de incrementar el papel del gas en el fomento de la economía de China.
Área tóxica. La producción de carbón ha convertido a Shanxi en una de las zonas más tóxicas del mundo. La ciudad de Linfen, en el sur de la provincia -conocida por su rica agricultura- es una mancha negra en el mapa global de la polución, con un aire sulfuroso y saturado de smog.
La minería ha dañado los niveles freáticos en la provincia de 36 millones de habitantes y ha dejado franjas de tierra estéril.
En Australia -que tiene previsto perforar hasta 40.000 pozos- se está librando un debate en torno a los riesgos de la explotación de gas de vetas de carbón para los suministros de agua.
Sin embargo, la prioridad de Shanxi y de China es aliviar la dependencia del carbón, el más sucio de los combustibles fósiles, en beneficio del gas, que se considera como una opción más limpia.
“Shanxi se ha convertido en el epicentro del desarrollo de CBM y también es una provincia que cuenta con muy poco gas, así que hay un montón de demanda a largo plazo a precios que van en aumento y ese es un incentivo para que estos tipos de CBM sigan adelante”, afirmó Tony Regan, experto de la consultora de energía Tri-zen, que asesora a una serie de empresas de la industria.
El mayor competidor para el gas de vetas de carbón es el gas de esquisto. Si se llegara a desarrollar rápidamente, la producción china de gas de esquisto podría dejar fuera del mercado a parte del gas de vetas de carbón por su precio.
Pero por ahora eso parece poco probable, dando a los desarrolladores de CBM una ventana de oportunidad.
A diferencia del CBM, los desarrolladores aún tienen que adaptar las técnicas de producción de gas de esquisto a la geología de China y aún no hay una producción de gas de esquisto comercial, aunque Estados Unidos estima que China está encima de las mayores reservas del mundo.
“China se enfrenta a más desafíos en el desarrollo de gas de esquisto que Estados Unidos debido a que la estructura geológica es más complicada y la escasez de agua y los posibles impactos ambientales también son una gran preocupación”, declaró el presidente de PetroChina, Zhou Jiping.
En Estados Unidos, donde un rápido aumento en la producción de gas de esquisto ha revolucionado el sector de la energía, se han planteado preocupaciones acerca de la filtración de líquidos tóxicos en los suministros de agua.
Un ingeniero mencionó que “no me sorprendería si la tecnología es prohibida” en China, dadas las condiciones geológicas del país y la escasez de agua.
Sin embargo, Regan, de la consultora Tri-zen manifestó que “en este momento, China necesita todo lo que puede conseguir: toda la producción convencional, todo el CBM, todo el esquisto, todo el GNL y todo gasoducto que pueda conseguir, y eso va a continuar en el futuro próximo”.
América Economía