Todo está atado al alivio financiero. Porque al Estado no le sobra nada, al contrario, le falta. Y es preferible siempre hacer política con plata, antes que con carencias. Desde el 2007, el MPN viene engordando presupuestos y gasto público con dinero extra, por encima de los recursos corrientes. Había llegado a la actual coyuntura –electoral- desinflado de recursos extras. Hasta que se dio la oportunidad de inyectar al mercado los bonos. El dinero tendrá muchos usos, como pasa siempre. Se harán obras. Se pagarán deudas también con esta deuda nueva. Y se financiarán, por decirlo de manera elegante, salarios, es decir, gastos corrientes.
Antes de la colocación de los bonos, la Suprema Corte de Justicia había producido otra buena noticia para los planes de Sapag. Declaró nulo el embargo sobre Chevron Argentina que un juez había aceptado en función de una demanda iniciada en Ecuador, por daños ambientales, y que Chevron había heredado de los pasivos de Texaco. Era una medida esperada porque allana evidentemente el camino para el acuerdo definitivo de Chevron con YPF, para invertir 1.200 millones de dólares en la explotación de shale oil y shale gas en Vaca Muerta.
Solucionada la emergencia financiera que ya amenazaba el pago de las obligaciones del Estado, y en marcha el proceso productivo del gas y el petróleo no convencional, Sapag tiene margen de maniobra para pilotear, por ejemplo, la negociación con los gremios estatales, que no por casualidad se había postergado para junio, y que comenzará precisamente esta semana, cuando se reúna la primera mesa de diálogo salarial.
Simultáneamente, ocurre el proceso electoral capitalino. Viene bien recordar que este proceso, esquivado a los fines del debate por el oficialismo, que prefiere cargar las expectativas sobre las primarias nacionales de agosto y las parlamentarias de octubre, es trascendente y determinante para tener el escenario real y no el especulativo. Concretamente, para atisbar cómo quedarán los tantos con rumbo a los siguientes comicios, y más específicamente, rumbo al recambio del 2015.
La pelea electoral en la capital influirá en todo. Mientras tanto, ya influye en decisiones y gestos de gobierno. La seguidilla de actos y la actividad intensa de Sapag es una muestra de cómo se hace campaña sin hablar de la campaña. El anticipo –un día antes que el pago municipal- del aguinaldo es otra muestra de campaña: el gobierno provincial pasó de sus preocupantes anuncios de hace un par de meses, sobre el esfuerzo que hacía para juntar moneda sobre moneda para cumplir con el SAC, a pagarlo sin mención de esfuerzo alguno, en una fecha desacostumbrada, coincidente además con las primeras negociaciones salariales con los gremios estatales.
Mientras, el MPN combate contra su propia incerteza acerca de lo que ocurrirá el 30. Las encuestas le dan escenarios de paridad con el Nuevo Compromiso de Horacio Quiroga. Algunas en empate técnico, otras un poco por debajo, otras un poco por arriba, más de acuerdo con la pulsión de los deseos que con una realidad que es más esquiva que nunca, porque la coyuntura es novedosa y esta no es una elección más, sino con características ciertamente inaugurales en cuanto a la confrontación entre gobierno provincial y municipal, casi a imagen y semejanza de lo que ocurre en la Capital Federal con la permanente controversia entre el kirchnerismo y el macrismo.
En esta situación, el MPN pretende simplemente ganar en cantidad de votos. Aunque sea por un voto. Porque entonces tendrá herramientas retóricas para enfrentar lo que se prevé será el discurso triunfalista de Quiroga, elaborado en función de que se da por seguro que NCN y sus aliados ganarán bancas, mientras que el MPN podrá, como máximo, mantener las que pone en juego.
En este sentido es que la elección se ha polarizado en la campaña, como se preveía. Esto no significa que no se repartan algunas bancas (¿dos ó tres?) entre las otras agrupaciones políticas. Por ahora, se dice que Libres del Sur, con Mercedes Lamarca, aparece como la tercera casi seguro. Libres del Sur va con referentes del radicalismo no quiroguista en estas elecciones. Es más incierto el destino que correrán otros competidores: el Frente para la Victoria, el Frente para la Participación Neuquina, que auspicia Ramón Rioseco; y UNE, que lleva nuevamente a Mariano Mansilla. Todos compiten por una banca, pero esa banca no podrá dividirse y mucho menos en tres, así que habrá por lo menos dos que queden afuera, se especula.
Pase lo que pase, es probable que el gobierno de Quiroga tenga a partir del 30 un nuevo panorama en el Deliberante, y por ende, otra posibilidad para avanzar en una gestión a medida de sus ambiciones, que son básicamente dos: conservar el Municipio capitalino y saltar a la Gobernación.
Para el MPN, no cambiará tanto la cosa. Su principal apuesta pasa por reflotar la utopía petrolera, que le dio vigencia durante 50 años. Si las primeras mieles de esa nueva utopía político-productiva se pueden mostrar antes del 2015, tiene allí sus posibilidades para otro período, sea quien sea el que se le ponga enfrente.
Rubén Boggi