El presidente del Instituto Argentino del Petróleo y del Gas (IAPG), Ernesto López Anadón, dijoque Argentina debe adelantarse en la carrera de los no convencionales.
Ernesto López Anadón, presidente del Instituto Argentino del Petróleo y del Gas (IAPG), la entidad técnica que nuclea a 157 empresas, señaló que Vaca Muerta compite con otras partes del mundo y que Argentina debe anticiparse en la carrera del desarrollo de los yacimientos no convencionales.
De visita en Neuquén para participar del seminario debate organizado por la Legislatura que se realizó a mediados de semana, López Anadón indicó a La Mañana de Neuquén que el país está en condiciones de asegurarse unos 100 años más de industria petrolera.
También habló sobre la polémica del fracking y destacó que en Estados Unidos y en Europa sectores como la explotación del carbón y los grandes productores de gas rusos iniciaron las campañas de desprestigio.
¿Cómo evalúa el seminario convocado por la Legislatura para debatir sobre los yacimientos no convencionales?
Me pareció una buena iniciativa de los legisladores abrir el debate en un ámbito donde cada uno pudo fundamentar lo que dice. Uno de los problemas de los no convencionales es que hubo reacciones de la gente por la falta de información. Estas iniciativas que tiene la provincia de Neuquén deberían replicarse en otras provincias porque es muy importante para acercarle la información a la gente para que tenga una opinión fundada.
¿El IAPG debió aplicar una nueva estrategia de comunicación ante esa falta de información?
El instituto siempre informó, arma cursos, congresos, tiene su página web, ahora redoblamos los esfuerzos porque los no convencionales tienen una postura opositora, a nuestro criterio no muy fundada, pero que hay que atender.
¿Cuál es su opinión en torno al debate de la utilización de agua para las fracturas?
Hay dos temas: uno es el uso del agua y el otro es el tratamiento del agua que devuelve el pozo. En primer lugar, el agua se toma de los ríos y lagos, no se puede tomar de las napas freáticas. Esa cantidad de agua que se usa es ínfima comparada con los usos que actualmente se le da, para irrigación, uso industrial y municipal. En Estados Unidos, en la formación Barnett, en Texas, donde se hicieron 14 mil pozos, se usaron 24 millones de metros cúbicos en un año, contra 120 millones de la industria y 300 de la generación eléctrica, con lo cual es ínfima la cantidad con respecto a lo que ya se venía utilizando antes de la explotación de esa formación.
Con respecto al tratamiento del agua de retorno, va a recibir el mismo que tienen las aguas de purga de los yacimientos convencionales, que a la salida de la planta de tratamiento no debe tener sólidos, hidrocarburos ni otras sustancias, y luego esa agua se va a inyectar a pozos sumideros, a dos mil o tres mil metros de profundidad en reservorios que ya fueron utilizados y que no tienen producción de gas y petróleo.
Desde el aspecto ambiental no debería existir un problema con el agua de retorno ni con la de inyección.
¿Qué tipo de productos químicos se utilizan en el agua que se inyecta para las fracturas?
Dentro del agua para fractura se aplican aditivos que ya se vienen utilizando fuera de la industria del petróleo, incluso en los hogares, como el cloro, detergentes, antioxidantes como los que se usan en los alimentos. La mayoría de esos productos son de uso común y son tóxicos porque a nadie se le ocurriría tomar detergente. Pero no son productos inventados específicamente para esta actividad, son agentes que sirven para mantener la viscosidad del fluido, son antibacterianos; otros evitan la corrosión o disuelven algunas sales dentro de las rocas.
Toda actividad genera su impronta. Lo importante es hacerlo cumpliendo con las regulaciones y procedimientos estrictos, y si ocurren incidentes se deben remediar de forma inmediata. La industria está extremadamente preparada. Los departamentos de seguridad e higiene de las empresas están considerados en un nivel muy alto porque no quieren tener este tipo de riesgos. Los que integramos en la industria queremos vivir en un medio lo más sano posible porque no queremos perjudicarnos nosotros mismos.
¿Qué intereses ve detrás de las campañas anti-fracking en Estados Unidos y Europa?
Hubo dos polos, uno en Pensilvania, con la industria del carbón que generó una campaña en contra de los yacimientos no convencionales, y otra en Europa por parte de los grandes productores de gas rusos que ven que si los países europeos producen su gas ellos dejarán de venderle. En Canadá y Australia se explotan yacimientos no convencionales sin problemas. En Argentina la mayoría de la gente está comenzando a informarse. En ciudades como Neuquén y Comodoro Rivadavia, que están acostumbradas a la actividad petrolera, se va a comprender y van a exigir que se hagan bien las cosas.
¿Los yacimientos no convencionales cambiarán el mapa petrolero mundial?
Creo que sí. Estados Unidos puede generar un cambio importante en la geopolítica de la energía, porque si logra exportar gas y petróleo va a competir con los países árabes y el poder del golfo Pérsico va a quedar reducido. Y si se suma China, que tiene grandes recursos no convencionales y es uno de los grandes consumidores, el mapa energético va a cambiar rápido. Argentina tiene que aprovechar los recursos rápidamente, porque si todo el mundo produce los no convencionales va a haber una guerra para ver quién se le va a vender. Si nosotros no ganamos la carrera lo va a vender otro. La oportunidad es hoy. Vaca Muerta es una marca mundial, hay que lograr que esta oportunidad sea beneficiosa para Neuquén y para el país.
¿Cuáles son los factores críticos para el despegue de Vaca Muerta?
Muchos. Recién se están haciendo los primeros pozos, la producción acumulada no alcanza para amortizarlos en la mayoría de los casos. Todas las empresas están trabajando fuerte en bajar los costos y aumentar la acumulada de los pozos. Estamos todavía en trabajos exploratorios y estudios para lograr el equilibrio. En EE.UU. el primer pozo en este tipo de formaciones fue de 1980 y el primer pozo comercial fue de 2001. Argentina tiene la suerte de que esos 20 años que le costó a EE.UU. se capitalizarán en experiencia y se conseguirá llegar mucho antes a la economicidad de los pozos, ojala sea este año o el próximo. En Argentina se perforan mil pozos al año, en la etapa de desarrollo de los no convencionales se podrían perforar dos mil al año, con lo cual se duplicaría la actividad.
A partir de ahí viene otro problema que es la logística, conseguir los productos y los equipos, formar a la gente, pero creo que se va a lograr porque Argentina tiene 100 años de industria, muchos operadores y todas las compañías de servicios internacionales con la tecnología necesaria. Pero competimos con otras partes del mundo, y si en otros lugares las condiciones son mejores se van a ir.
¿Los no convencionales son la única chance del país para recuperar el autoabastecimiento energético?
Sí, diría que hoy es la única. Está la tecnología de recuperación asistida mejorada, que permite recuperar uno o dos puntos más porcentuales de extracción que hoy ronda el 28 al 30% de lo que tiene el reservorio. También se puede incrementar la exploración pero se van a encontrar yacimientos más chicos porque ya está todo rastrillado. Con eso se bajaría el porcentaje de declino anual. Pero con los no convencionales se podrán levantar las curvas de manera más rápida. Creo que hay que hacer todo en conjunto. El futuro con los no convencionales es enorme. Con los yacimientos no convencionales podemos augurar 100 años más de industria.