Los incrementos de las tarifas de gas y de electricidad pusieron nuevamente en la agenda mediática y política el discurso del uso racional de la energía y la necesidad de conocer las estructuras de costo de esos servicios que el relato oficial no revela.
El discurso oficial centra su discurso en la racionalidad ahorrativa en el uso y oculta la necesidad de la racionalidad en la generación. También hace referencia a que el incremento de la tarifa, a pesar de su descomunal incidencia en los presupuestos de las familias, llega a cubrir sólo las dos terceras partes del costo total, sin explicar esa estructura de costo. Adquieren así actualidad los trabajos publicados en el 2013 y 2014:
- Política argentina: más de 500 millones de dólares en gas desperdiciado. La invisibilidad del ambiente, la energía y el dinero. Publicado en mayo 2013[i]. Describe la pérdida de divisas y de energía por los pilotos de llama de los calefones, termotanques y calefactores a gas; y la oportunidad de ahorro en divisas, energía y emisiones de gases de efecto invernadero, así como la posibilidad de generar puestos de trabajo con el reemplazo por encendedores piezoeléctricos. Esos números tienen que ser actualizados a los valores de hoy, pero la argumentación es tan válida como entonces.
- Matriz Energética. Ambiente y complejidades. Publicado en octubre 2013 en su versión resumida en el suplemento Cash de Página 12[ii] y en su versión completa en Observatorio Petrolero Sur[iii]. Dice al comienzo:
Las notas de Claudio Scaletta en el Suplemento Cash de Página 12 muestran las grandes dificultades que tienen los economistas, políticos, científicos y profesionales simplificadores y lineales en incorporar la complejidad. El escaso contenido de análisis no lineales llega a duras penas hasta donde termina el análisis monetario. […] pertenece al grupo de […] que confunden crematística con economía; que explicitan que toda tecnología es neutra en sí misma; que construyen el discurso de que lo que mide la calidad de vida es el producto bruto interno, ese precario indicador de casi todo lo que se le pretende asignar. Que el único desarrollo posible es el material, sin importar a que costo ni de qué manera.
- Atucha 2. El mayor peligro ambiental y la peor inversión en energía. 1.700% de ineficiencia en la gestión de la balanza energética, elaborado junto con Silvana Buján, y publicado entre otros, por RENACE y Observatorio Petrolero Sur[iv]. Luego de indicar las perjudiciales características energéticas, económicas y ambientales de la central nuclear, se listan algunos de los otros usos racionales y otras opciones energéticas:
La sustitución de los pilotos a gas por pilotos piezoeléctricos es sólo una de las pequeñas posibilidades de uso racional de la energía y cambio de la matriz energética.
El uso racional de la energía y la diversificación de la matriz energética tiene múltiples alternativas, de la cual la energía nuclear es claramente muy perjudicial y largamente más ineficiente.
Entre las alternativas en la producción y uso racional de energía se enumeran:
= Aprovechamiento de las energías renovables
o Solar (térmica, eléctrica y biológica)
o Eólica (molinos y turbinas, mecánica y eléctrica)
o Geotérmica (electricidad y calefacción)
o Mareomotriz (eléctrica)
o Biocombustibles líquidos a partir del cultivo de algas
o Otros biocombustibles
= Desarrollo del hidrógeno como vector energético que permite, entre muchas otras virtudes, superar las limitaciones temporales de las energías renovables.
= Revisión de diseño en las estufas de tiro balanceado que, así como están diseñadas e instaladas, pierden por lo menos la mitad de la energía calórica.
= Promoción de la producción y uso de estufas y cocinas a leña de alto rendimiento y eficiencia.
= Promoción y planificación de forestaciones diversificadas con fines múltiples, que incluya el aprovechamiento energético.
= Promoción de la producción agroecológica, de bajos insumos energéticos.
= Producción de gas a partir de residuos orgánicos urbanos y rurales.
= Ahorro energético con programas masivos de reciclado de residuos (como papel, vidrio, plástico, metales).
= Promoción de la instalación de calefones y calefactores solares.
= Desarrollo de la refrigeración solar.
En lo que se refiere a la reducción de consumo energético en transporte, se mencionan:
= Desarrollo del transporte fluvial.
= Promoción de la producción local para disminuir la necesidad de transporte a media y larga distancia.
= Promoción del uso del transporte colectivo en vez del transporte individual.
= Promoción de la fabricación y uso de la bicicleta como transporte urbano.
= Promoción del transporte eléctrico urbano, con el correspondiente desarrollo de la fabricación de motores eléctricos y baterías de alta eficiencia, con su recuperación y reciclado.
Nuestros equipos de investigadores, en vez de estar orientados al desarrollo de la peligrosa y obsoleta energía nuclear, con los inmensos riesgos que genera, se dedicarían, por ejemplo, a la optimización del aprovechamiento de las energías alternativas, el hidrógeno como vector energético y la producción de motores eléctricos y baterías de alta eficiencia contemplando todo su ciclo de vida.
En pocas palabras, hay numerosas posibilidades que merecen ser exploradas, desarrolladas e implementadas para diversificar la matriz energética y promover el uso racional de la energía reduciendo los costos.
El consumo de gas en nuestros hogares
Este subtítulo es demasiado pretencioso. Me referiré sólo al consumo en mi hogar y otro de unos amigos. Cada uno puede hacer sus propios cálculos con su boleta de gas en la mano.
En el bimestre julio-agosto, el más frío del año, se utiliza gas para el calefón, para una estufa en el living comedor (de leños de cerámica) que calienta toda la casa, y para la cocina. En los últimos 10 años, el consumo del bimestre indicado en la boleta dio un promedio de 70m3. La estufa tiene termostato pero no tiene piloto. El calefón tiene piloto de llama, de esos que consumen 0,5 m3/día de gas, lo que implica un acumulado de 30m3 por bimestre. Esto significa que el piloto consume entre el 40 y el 50% del gas en los meses más fríos, pero que la proporción sube hasta el 70-80% en los bimestres en que no es necesario prender la estufa.
La otra casa, más grande, tiene un termo tanque y una caldera para calefaccionar muy ineficiente, lo que incrementa el consumo en los bimestres fríos hasta 800 m3, que bajan a 55 m3 en los cálidos; el piloto de llama del termotanque representa más del 50% del consumo en los meses cálidos y menos del 2% en los fríos. Aquí la racionalidad pasa principalmente por el cambio de sistema de calefacción.
Esta información, y mucho más, la tienen todas las empresas de gas y también en el ENARGAS, el Ente Nacional de Regulación del Gas. Si los gobiernos y el ente regulador, tanto el que terminó en diciembre/2015 como el actual, ni siquiera promueven y gestionan el cambio de los pilotos de llama, es porque no les interesa el uso racional de la energía, ni mucho menos las alternativas muy simples y ahorrativas como los calefones y calefactores solares.
Así, el discurso sigue siendo sólo un relato para la concentración del ingreso proveniente de los servicios públicos en pocas empresas.
Ingeniero Forestal Claudio Lowy
Master en Desarrollo Humano Sostenible
Bios-RENACE
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