Fracking Chilensis: Fracturando el futuro energético del país
Por: Cristián Opaso, periodista de Fundación Térram.-
En junio de 2014 la prensa destacaba, con indisimulado orgullo, que en un elegante hotel de Texas se había reunido un grupo de ejecutivos a cargo de empresas eléctricas chilenas –y de sus reguladores del gobierno-con los máximos representantes de las mayores petroleras del mundo, con el fin de “explorar opciones comerciales en torno al gas natural no convencional”.
El viaje, en realidad, más que de exploración era de concreción, ya que desde que se creara en 2011 el Consejo de Energía Chile-Estados Unidos, como respuesta a una decisión política de los Presidentes Piñera y Obama, el gobierno norteamericano y sus empresas comenzaron un multifacético esfuerzo para llevar a cabo una serie de iniciativas, entre las cuales, se recomendaba explícitamente “difundir y promover las ventajas que trae para Chile acceder al shale gas de Estados Unidos y sus posibilidades de utilización en el mercado energético local.”
En el 2014 los influyentes coterráneos visitaron el terminal de licuefacción de Sabine Pass -propiedad de Cheniere- y las instalaciones de la productora de shale gas SouthWestern Energy, en Little Rock, Arkansas, el cual es obtenido mediante la técnica de fracking, o fracturación hidráulica.
Esta técnica evolucionó desde la extracción convencional de petróleo al fracking, debido al surgimiento de recursos no convencionales de gas y petróleo shale gas y tight gas, entre otros. Lo que ha provocado un fuertísimo cuestionamiento a nivel mundial, por sus impactos ambientales, llegando a prohibirse en una cantidad, cada vez mayor de condados y territorios locales, además de otros países.
El informe elaborado, a petición del Congreso de los Estados Unidos, entrega “Evidencia científica de que, bajo ciertas circunstancias, las actividades de fracturación hidráulica o fracking, para extraer hidrocarburos no convencionales, pueden impactar en el recurso agua potable”. Tras la revisión de 1.200 estudios científicos y otros propios, la Agencia de Protección Ambiental (Environmental Protection Agency, EPA) analizó las diversas etapas del proceso de extracción de shale gas donde se usa agua, es decir revisó el ciclo del agua utilizada en fracking, desde la adquisición, pasando por la mezcla de esta con químicos a su inyección en los pozos, hasta la recolección de agua que se devuelve y su posterior tratamiento. Identificando casos de impacto en “cada paso del ciclo de agua”.
El chorro de agua, mezclada con arena y docenas de químicos (varios de ellos de alta toxicidad), se inyectan a presión en pozos petroleros o de gas, para así destruir las secciones del subsuelo, para luego recoger el hidrocarburo que sale a la superficie y recuperar también el cocktail tóxico que logra volver, esto puede resultar altamente contaminante, especialmente en las napas de agua.
Y esto no lo dicen sólo ambientalistas, el 13 de diciembre de 2016 la prestigiosa Agencia EPA hizo público su estudio sobre los impactos de la técnica de fracking sobre el agua potable. Los cuales van desde “cambios temporales en la calidad del agua, hasta contaminación, que provocó que pozos de agua de particulares quedaran totalmente inutilizables”.
Es por estos impactos ambientales que esta técnica ha sido prohibida en Alemania, Francia, Bulgaria y Escocia y en muchas localidades de los Estados Unidos, como Nueva York y Maryland, entre otras. Llegó incluso a prohibirse en Denton, Texas, considerada la cuna del fracking, aunque luego la medida fue revertida por dicho estado.
Uno se podría preguntar, porque el gobierno chileno antes de tomar decisiones no estudia con detención el informe de la EPA, y sólo escucha la opinión de las empresas norteamericanas, como las involucradas en el Consejo de Energía Chile-Estados Unidos, que tienen claros intereses creados.
Para ser justos, habría que decir que en Chile hay funcionarios públicos que han levantado la voz, o por lo menos han entregado una opinión escrita, es el caso del Dr. Oscar Vargas, de la Secretaría Regional Ministerial de Salud de Magallanes y Antártica Chilena, quien a propósito del proyecto “Fracturación Hidráulica en 24 pozos de Hidrocarburos; Bloque Arenal” le indicara en un oficio a Karina Bastidas Torlaschi, Directora del Servicio de Evaluación Ambiental de la región que “Gran cantidad de productos químicos que se utilizan en el proyecto tienen cualidades carcinogénicas, la mayoría no son 100% biodegradables y otros simplemente no se degradan, lo que resulta un riesgo potenciar de contaminación tanto de suelo, subsuelo y aire, por ende los acuíferos involucrados en la perforación de cada uno de los pozos, condición que no se expresa con claridad en la DIA”.
A pesar de estas prevenciones, muchos proyectos han sido aprobados en los últimos dos años por el Servicio de Evaluación Ambiental, vía declaración de impacto ambiental (DIA) es decir sin participación ciudadana. Especialmente en el extremo sur de Chile, Tierra del Fuego y la ribera norte del Estrecho de Magallanes, lo que ha significado un fuerte crecimiento de la técnica, que comenzó a ser probada en el año 2012 y que en 2014 ya contaba con 8 proyectos, lo cual se tradujo en un total de 71 pozos, a fines de 2016, los proyectos que mencionaban explícitamente fracturación hidráulica habían subido a 20, esta vez con un total de, al menos, 145 pozos.
Geopark Fell SpA estaría utilizando la técnica subrepticiamente, de hecho el primero de junio de 2016 se dio inicio oficialmente a un proceso sancionatorio por parte de la Superintendencia del Medio Ambiente, en contra de la empresa “titular de proyectos de exploración y explotación de hidrocarburos ubicados en la comuna de San Gregorio, en el marco de un Contrato Especial de Operación Petrolera (CEOP) suscrito entre la empresa y el Estado de Chile”. Entre las varias infracciones, se detectó “el desarrollo de actividades de fracturación hidráulica en diferentes pozos, sin contar con una Resolución de Calificación Ambiental (RCA), exigida por ley para este tipo de actividades.”
Además de los gravísimos impactos ambientales, el fracking hipoteca el futuro energético de nuestro país, ya que sigue desarrollando fuentes energéticas basadas en combustibles fósiles, desechando la implementación de energías renovables, que estos últimos años han demostrado mayores índices de factibilidad económica, especialmente en el norte de nuestro país.