El gobierno de ese país firmó un acuerdo con Shell, que invertiría más de U$S10 mil millones para explotar gas no convencional. En diez años le permitiría llegar al autoabastecimiento y así dejar de depender de las importaciones de ese fluido desde Rusia. La polémica por el “fracking”.
El acuerdo firmado entre el gobierno de Ucrania y Shell para la exploración y explotación de gas no convencional se muestra como un ejemplo para el desarrollo de esa actividad en el yacimiento neuquino de Vaca Muerta. Es que la situación del país eslavo es similar a la que hoy vive la Argentina en materia energética.
Actualmente, Ucrania depende fundamentalmente de Rusia para que su industria pueda funcionar. Según una nota publicada en el Financial Times, el gobierno de Kiev gasta anualmente 13 mil millones de dólares en importaciones de gas desde ese país. Pero la relación entre estas dos naciones no estuvo exenta de complicaciones: en el 2006 Gazprom le cortó el suministro en dos oportunidades, tras lo cual incrementó el precio a los ucranianos a 500 dólares por cada mil metros cúbicos, una cifra superior a la que le cobra a otros clientes europeos.
Shell viene a sumarse a Chevron y Exxon, dos grandes jugadoras de origen norteamericano con gran experiencia en hidrocarburos no convencionales que entraron a Ucrania a hacer negocios. Mediante este nuevo acuerdo ahora la petrolera holandesa la llevaría a invertir más de 10 mil millones de dólares.
El ministro de energía ucraniano Eduard Stavytsky confía en que las nuevas explotaciones permitirán reducir las importaciones de gas y si todo va bien, en diez años podrían llegar al autoabastecimiento. Al parecer, esto le permitiría al gobierno de ese país pararse en una mejor posición ante Rusia y así pelear por precios menos abusivos. Desde el 2008 redujeron su demanda de energía en parte por la crisis mundial, pero además porque comenzaron a reemplazar el gas por el carbón.
Ucrania es el tercer país en Europa en el ranking de reservas de shale gas y en el mercado internacional se ilusionan con repetir el boom de ese fluido que vivió Estados Unidos la década pasada.
El caso de Vaca Muerta
Según el especialista en energía Emilio Apud, la Argentina tiene suficientes reservas de petróleo y gas no sólo como para autoabastecerse sino para exportar solamente en cinco o seis años, quizás incluso superando las exportaciones agropecuarias.
Según el plan de los 100 días que presentó hace unos meses el CEO de YPF Miguel Galuccio, el tan buscado autoabastecimiento se alcanzaría en el 2014. Apud coincidió con las cifras que brindó el presidente de la petrolera estatal, pero criticó la política energética del kirchnerismo.
Consultado acerca de las implicancias del acuerdo ucraniano para un país como la Argentina, Apud sostuvo que “hay señales en todos lados, una avidez por los hidrocarburos cada vez mayor. Pero el gobierno argentino tiene que preguntarse cómo hacen el resto de los países para ser atractivos y tratar de copiar”.
El ex funcionario propuso una hipotética “prueba” en Vaca Muerta sin las regulaciones actuales que “estancan las inversiones”. “Se darían cuenta del éxito que puede tener un cambio de política en el sector”, señaló.
A fines de diciembre, Galuccio anunció que había llegado un acuerdo con Chevron para explotar shale oil y shale gas en ese yacimiento y con una inversión que podría llegar a los 15 mil millones de dólares. Pero Chevron está en un proceso judicial por daños ambientales producidos en Ecuador que podrían derivar en el embargue de todo lo que produzca en la Argentina. Y ese es un punto que inquieta a Apud porque podría complicar el desarrollo del sector, porque está sujeto a lo que diga la cámara en donde se apeló el fallo.
Además, indicó que el otro ítem clave a resolver es la disputa con el grupo español Repsol.
Sin embargo, Gustavo Callejas, otro especialista en el tema, criticó ese tipo de producción tanto en Ucrania como en la Argentina por el deterioro ambiental que provoca el “fracking”, el mecanismo por el cual se extraen los fluidos de la roca madre, que consiste en inyectar millones de toneladas de agua, arena y componentes químicos. El problema es que esta técnica puede contaminar las napas subterráneas, perjudicando así a las poblaciones cercanas a las explotaciones.
La “fractura hidráulica” –tal su nombre en castellano- está prohibida en algunos estados de EEUU, Francia y Bulgaria y es resistida en muchas partes del mundo. Sin ir más lejos, en Río Negro grupos ambientalistas lograron la aprobación de una ordenanza que prohíbe este tipo de prácticas. “Ucrania va hacia una discusión ecológica, van para adelante pero están contaminando mucho”, afirmó Callejas. En cuanto a Vaca Muerta, aseguró que “no hay un estudio serio” que mida el impacto ecológico de la explotación en Neuquén y Mendoza.
“Lo que está haciendo Galuccio es una irresponsabilidad, hay que hacer un estudio con los mejores ingenieros de la universidad de Buenos Aires y de la Plata, no chantadas”, disparó.
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