El cumpleaños de la nueva YPF, sin festejos

A un año de que el Gobierno tomara el control de la empresa hidrocarburífera nacional, el balance no es favorable: la producción y las reservas cayeron, así como las utilidades. Sin importantes aportes externos, no está claro cómo se podrá financiar la recuperación en los próximos años.

El 16 de abril del año pasado el Gobierno tomó el control de YPF. Desde entonces la empresa está en manos profesionales y procura movilizar cuantiosas inversiones para recuperar el “tiempo perdido”.
Pero el contexto institucional y financiero no es propicio para estos esfuerzos, que además deben revertir el retroceso en petróleo y gas en todo el país, que está comprometiendo nuestra balanza comercial.
En hidrocarburos todos los procesos de recuperación de reservas y producción son de largo plazo, ya que no es fácil torcer rápidamente tendencias negativas de desinversión. Por eso la producción no repunta y por el contrario es preocupante la caída.
El Balance 2012 de YPF indica que la producción total de hidrocarburos cayó 0,6 por ciento, ya que cae un 2,3 por ciento gas, mientras petróleo sube el 2,2 por ciento.
Las reservas de gas se reducen durante el 2012 un 7,5 por ciento.
Esta caída es grave, teniendo en cuenta todo lo que se ha hablado sobre los nuevos recursos en Vaca Muerta. El gas es clave para nuestro desarrollo, ya que la mitad del consumo total energético es provisto por este producto. Es pertinente destacar la distinción entre “recursos” y “reservas”, ya que para pasar de recursos a reservas se requieren no solo importantes inversiones en exploración y desarrollo, sino también el cumplimiento de requisitos de sustentabilidad ambiental y rentabilidad financiera de estas inversiones.
El balance de YPF también nos muestra una reducción en las utilidades, que no ayuda a que se pueda cumplir el Programa de los Cien Días, que se basa en una considerable generación interna de fondos para financiar la recuperación. Sin importantes aportes externos,no está claro cómo se podrá financiar la recuperación de la producción de YPF en los próximos años. En cuanto a los gastos en exploración, los mismos son en el 2012 un 18 por ciento inferiores a los del 2011, considerando pesos constantes. La evolución de YPF en los últimos meses no es alentadora, debido a que en el cuarto trimestre del 2012 su producción de petróleo cayó un 4,9 % y la de gas 2,7%, tendencia que también sigue en enero-febrero de este año con caídas de 2,7 % en gas y 4,2% en petróleo.
No será fácil recuperar YPF, después de la caída en producción y reservas a partir del día 21 de febrero del 2008, cuando Repsol y un grupo español-australiano acordaron descapitalizar la empresa con absurdas distribuciones de dividendos con la expresa aprobación por escrito del gobierno. Entre 2008 y 2011, YPF es “achicada” y caen todas sus magnitudes productivas.
Las caídas son considerables: Producción de petróleo, 17 %; de gas, 37,5%; reservas de petróleo, 6.3 %; de gas 35,5 %. Estas cifras negativas debieron haber alertado a las autoridades, ya que el retroceso era evidente, pero nadie en el Gobierno se preocupó entonces por esta caída en la producción del principal insumo energético, en la principal empresa del país.
Por el contrario, las autoridades instruyeron al Director estatal en YPF a votar a favor de la excesiva distribución de dividendos (nada menos que 142 por ciento de las ganancias).
El panorama global sigue siendo crítico ya que en 2012 también cayeron la producción total del país de gas (3,1 %) y petróleo (4,3 %). Ya son muchos años de caída en la producción. En petróleo estamos produciendo apenas el 75 % de lo que se producía en el 2003, cuando asumieron estas autoridades, mientras que en gas la reducción en el mismo periodo llega al 15,0 por ciento. Lo notable es que en el Gobierno nadie se dio por enterado en estos diez años de esta caída en la producción, ni se implementó una activa política de movilización de inversiones en exploración y desarrollo de nuevos yacimientos.
Es cierto que se abre una expectativa favorable, ya que la decisión de establecer un precio diferencial para los aumentos de producción de hidrocarburos apunta en la dirección correcta.
Pero ahora no alcanza solamente con recuperar YPF, ya que después del “achicamiento” gestado y convalidado en febrero del 2008, representa apenas un cuarto de la producción de gas y un tercio del petróleo del país. Por esta razón s e necesita una nueva política para todo el sector de hidrocarburos. Aún estamos a tiempo de evitar que en el futuro estemos gastando más divisas en importar energía que en incorporar al país maquinarias y equipos para fortalecer los sectores productivos.
Clarin