Controversias sobre Chevron

Adolfo Pérez Esquivel.- En una nota de opinión firmada por Roberto Kozulj, en Página/12 del 6 de agosto, se cuestiona una nota de mi página web, donde señalo objeciones al acuerdo entre YPF y Chevron. Centralmente llama falaces a mis argumentos que, según su opinión, no aportan a “ningún debate fundado siquiera sobre temas calientes como soberanía, medio ambiente o desarrollo”. No obstante, sus críticas no responden a temas clave como los que planteo en mi nota.

Soberanía.

Hace poco, junto a la Confederación de las Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), denunciamos el fallo de la Corte Suprema de Justicia nacional que le levantó un embargo de 19.000 millones de dólares a Chevron, otorgándole impunidad a una empresa prófuga de la Justicia ecuatoriana. Chevron ha invertido 400 millones de dólares en una campaña de desprestigio contra Ecuador, que Rafael Correa denunció con respaldo de todos los países del ALBA. Tan es así que Evo Morales propuso el domingo pasado en el Foro de San Pablo crear consejos regionales propios que nos defiendan frente a las empresas trasnacionales para “frenar estos procesos que nunca ganan los Estados, siempre ganan los privados”.

Mientras los gobiernos populares de la región ya se retiraron del Ciadi y están auditando sus tratados bilaterales de inversión, la Argentina los mantiene y es el país del mundo más denunciado ante ese organismo. Si algún día decidimos echar a Chevron, podrá apelar al Ciadi en el marco del TBI que sigue vigente con EE.UU. Esto significa subordinación, pérdida de soberanía e impunidad. ¿Qué pasará si Chevron no cumple el contrato, como Repsol? La demanda de la empresa española a la Argentina es, hoy día, la más grande en el mundo en el Ciadi. Si Chevron nos contamina e incumple el contrato, ¿además tendremos que indemnizarla?

Medio ambiente. La tecnología de fractura hidráulica (fracking) está prohibida temporal o definitivamente en estados de EE.UU. y en varios países europeos por falta de pruebas certeras de que no daña el medio ambiente. ¿Actúan según inventos de ambientalistas “falaces”? Recomiendo la lectura del artículo “La marcha hacia el abismo”, del Comandante Fidel Castro, centrada en analizar el fracking y las potenciales reservas de gas esquisto (http://www.cubadeba te.cu/reflexiones-fidel/2012/01/05/la-marcha-hacia-el-abismo).

La semana pasada estuve en Plottier, Neuquén, donde se incendió un pozo muy cercano a barrios poblados. Para apagarlo debieron traer un cuerpo de elite de EE.UU. a colaborar en la resolución del caso. El proyecto de Vaca Muerta contempla más de 1600 pozos y el oficialismo se negó a pasar el acta acuerdo por la Comisión de Medio Ambiente de la Legislatura de Neuquén. ¿Por qué se tratará a libro cerrado, como informó el gobernador? ¿Por qué no se consultó a los pueblos originarios que habitan la zona, como dice la normativa nacional e internacional?

El Gobierno defiende que el contrato YPF-Chevron es privado, razón por la cual hay “cláusulas reservadas”. Pero si YPF volvió a ser de los argentinos, ¿no deberíamos conocer este acuerdo por ser de incumbencia pública?

Desarrollo.

La Argentina tiene buenas posibilidades de desarrollar energías renovables, pero no se ha profundizado la inversión en estas tecnologías para estar a la altura de nuestro potencial. La conclusión de Kozulj es que buscar otras opciones de desarrollo al acuerdo con Chevron es utópico, dada la creciente demanda energética y porque los costos de importación no permiten combatir la pobreza. O sea, el famoso “es esto o el abismo”.

Ese argumento podría replicarse también para justificar los acuerdos con Monsanto y la Barrick Gold. Resulta fantasioso sostener que se puede lograr la justicia social subordinados a transnacionales depredadoras. Y a diferencia de Venezuela hablo de subordinación, porque el Decreto “Chevron” Nº 929/13 le permite a esa empresa y a futuras inversoras exportar parte de nuestra energía, girar regalías al exterior sin retenciones y vendernos nuestro petróleo a precio internacional. Los contratos firmados por Venezuela no son de subordinación. Si el objetivo es la “soberanía energética” y el autoabastecimiento, ¿por qué se les permite a las transnacionales exportar nuevamente nuestra energía?

Debemos cuestionar los discursos dominantes. El modelo de consumo de los países centrales no es generalizable porque se basa en la explotación de países periféricos como el nuestro. Si los países centrales pretenden asignarnos un rol extractivo, no se lo facilitemos.

Además de interpretar la voluntad de los argentinos, para estos proyectos los gobiernos deberían hacer consultas populares previas y vinculantes, como en Esquel, Loncopué y otras ciudades. Muchos se sorprenderían de lo que piensa nuestro pueblo. Existen otras opciones a las multinacionales, que no nos van a asegurar ninguna emancipación.

* Premio Nobel de la Paz. Titular del Serpaj.

Página/12