La extracción de hidrocarburos y actividades anexas se sitúan, desde el imaginario colectivo, en zonas rurales, alejadas de los principales centros urbanos. Incluso, entre los argumentos para sostener que es segura la utilización masiva del fracking, se dice que en las zonas afectadas no vive gente, que son desiertos.
¿Pero es realmente así? Decidimos recorrer las zonas urbanas de la Norpatagonia, de oeste a este y viceversa, por tierra y por aire, escribiendo, fotografiando y escuchando la vida cotidiana de las numerosas poblaciones comprendidas. Lo que encontramos fue una gran cantidad de petroleras emplazadas en la región con dinámicas complejas y conflictivas en cada uno de los lugares. En nuestro viaje nos guió una pregunta: dentro de la economía hidrocarburífera en el Alto Valle, ¿cuál es el rol de los centros urbanos, cuál es el papel de quienes los habitan?
En función de estos puntos hemos dado el nombre a la serie Alto Valle Perforado. A través de esta herramienta, esperamos continuar aportando a la organización y el pensamiento crítico ante el avance del extractivismo petrolero.
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